Imaginaos un niño que nace en una aldea pobrisima, con muy pocos habitantes y sin escuela.
Su familia era muy pobre, sus padres y sus seis hermanos vívian en una pequeña casa que apenas tenia espacio para que pudieran dormir apretados unos contra otros.
Todos tenian que trabajar desde muy pequeños.
Esta historia, que es real, es como un cuento de esos en los que un niño llega a alcanzar todos sus sueños.
El pequeño Salvador nació el 2 de Diciembre de 1857. Ayudaba a sus padres a trabajar en el campo y con el ganado.
La naturaleza se descubría ante sus ojos plena de belleza y misterio mágico: las flores,
los animales, etc...
Sin saber leer ni haber estudiado poesía sentía como un poeta y todo lo transformaba.
En realidad, eso es la naturaleza y la vida, pero las personas que viven en situasiones tan pobres no tienen tiempo ni oportunidad de descubrirlas así...
¿Aque parece un cuento de hadas empalagoso y ñoño?
Pues no es así, Salvador también sabía estar pegado a la realidad y ver la dureza de la vida y la injustizia que unos hombres ejercían sobre otros, casi siempre los ricos sobre los pobres.
En fin, no vamos adelantarnos en esta historia. Volvamos a su niñez.
Seguro que oyó desde chico a las pandas de verdiales cantando sus poemas populares a los elementos de la naturaleza, a los pajaros, las flores, los montes y nubes, las aguas de los ríos, el viento y el sol, las personas y sus afectos, sus amores y desgracia...
Y no sólo la música de verdiales, también los cantes por rondeñas, de Ronda y otros pueblos, a la s fiestas de los municipios cercanos.
Sí, yo creo que esto debió ayudar mucho a que Salvador Rueda se convierta en un poeta.
En el flamenco encontraba la paz, la belleza, el dolor y la alegría que veía en la naturaleza.
Al morir su padre, cuando ya tenía 17 años, marchó a la capital (MALAGA) donde trabajó en muchos oficios.
Hecho por:
TANIA CABRIÁN JIMENEZ Y SHYHZANA KHARABARA